Obra “Alteridad” de Soledad Simón Fareleira  ( por Silvina Usabarrena) 
   Soledad Simón Fareleira (Bell Ville, Córdoba, 1978) cursó la carrera de fotografía en la Escuela Superior de Artes Aplicadas Lino Enea Spilimbergo, la carrera de Decorador de Interiores y Experto en Dibujo Arquitectónico en la Escuela Superior de Bellas Artes Fernando Fader de Bell Ville y finalizó sus estudios en Fotografía en el Instituto Superior en Fotografía e Imagen Digital de Villa María, Córdoba.
El Trabajo fotográfico con les pacientes del Hospital Regional Dr. José Antonio Ceballos de la ciudad de Bell Ville, Córdoba,  nace como proyecto de la materia Fotografía Documental  y se convierte luego en el Trabajo de Tesis de la carrera de Fotografía, realizado durante el año 2016 hasta el 2019.  “Alteridad surge de una necesidad vital de acercarme a otros sin preconceptos ni vacilaciones, en la libertad del reconocimiento cuidadoso y reverente. Así, no es mi intención realizar un trabajo de investigación ni documentar existencias, si no hacerlos visibles en su grandeza”. S. S. Fareleira.
    Soledad desde niña transitó el Hospital y compartió momentos con les pacientes de Salud Mental dado el trabajo de su abuelo y el de su madre dentro de esa Institución. Estas vivencias a lo largo de su vida, configuraron sin dudas una sensibilidad especial en ella,  la cual la llevó a realizar este extraordinario trabajo que demuestra su calidad humana y su mirada profunda ante la vida. -“Para mí era común compartir momentos con los chicos, no era algo nuevo.  Fue lo primero que se me ocurrió, sin pensar demasiado en como lo iba a abordar al trabajo, sino por tener la facilidad de acceder al lugar”  S. S. F.
    El  tema que eligió Soledad para su tesis fue sobre las particularidades del rostro de les pacientes con problemas mentales, como las piezas dentales, los párpados caídos por la medicación,  y los cortes de pelo -la mayoría de las chicas están con la cabeza rapada. La decisión estética fue la de realizar retratos cercanos con flash, lo que produce una imagen más chata, pero que permite apreciar  más los detalles del rostro.  Según ella misma narra, el flash congela a la persona y no son tan naturales los retratos.  Soledad buscaba que los espectadores,  fijaran su atención en los rostros, por lo cual decidió el B y N, ya que el color muchas veces distrae. La referente para su Tesis fue la obra de la fotógrafa Daine Arbus, quien realizó un trabajo con pacientes de un Hospital, y utilizó la misma técnica de formato cuadrado, flash directo hacia el sujeto y en B y N.
“Alteridad” es el primer trabajo de Soledad luego de 10 años sin hacer fotografías.
 “Para la filosofía, la alteridad es lo contrario a la identidad y, en este sentido, puede ser definida como la relación de oposición que se registra entre el sujeto pensante, es decir, el yo, y el objeto pensado, o sea, el no yo. Así, la alteridad es el principio filosófico que permite alternar o cambiar la propia perspectiva por la del otro. En este sentido, la alteridad implica que un individuo sea capaz de ponerse en el lugar del otro, lo cual posibilita que pueda establecer relaciones con las otras personas basadas en el diálogo y la conciencia y valoración de las diferencias existentes. Así, según la alteridad, para constituir una individualidad es necesaria, primero, la existencia de un colectivo, pues el yo existe a partir del otro y de la visión de este. El otro permite que el yo pueda comprender el mundo a partir de una mirada diferente en relación con la propia. De hecho, uno de los principios de la teoría de la alteridad es que el yo, en su forma individual, solo puede existir a través del contacto con el otro, pues el ser humano, como sujeto social, tiene inherentemente una relación de interacción y dependencia con el otro. De allí que se afirme que la diferencia constituye la base de la vida social y de sus dinámicas y, al mismo tiempo, la fuente de sus tensiones y conflictos.” S. S F.
 Me interesa indagar en este trabajo de Soledad,  el concepto de Otredad.
Desarrollo aquí el texto a partir del artículo de Ociel Flores, en Razón y Palabra, primera Revista Electrónica en América Latina, Oralidad y comunicación. N° 15, Octubre 1999.
    La otredad es un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre al tomar conciencia de su individualidad.  En algún momento cae en la cuenta de que vive separado de los demás; de que existe aquél que no es él; de que están los otros y de que hay algo más allá de lo que él percibe o imagina. Octavio Paz sitúa el análisis del problema de la otredad en el centro de sus reflexiones y sugiere en algunos de sus textos capitales los medios mediante los cuales se puede enfrentar esta fuente de angustia, ese sentimiento de extrañeza frente a aquello que no es asimilable a lo conocido; de lo cual resulta un rechazo fundado en el miedo a lo ajeno. La otredad puede resolver los conflictos que trae consigo, mediante el diálogo y mediante dos realizaciones de éste: la poesía y el amor.”     Al hablar de la distancia que separa al uno del otro, debemos considerar el paso inicial. Reconocer la existencia de mi semejante, de la presencia que me permite tomar conciencia de mi individualidad; ver de frente al extraño a partir del cual me descubro y en oposición al cual mi ser se delimita es un acto que exige ante todo generosidad. Existe por lo tanto la posibilidad de anular la distancia que nos separa de aquél o de aquello que no siendo identificado a lo propio se convierte en una fuente de angustia. La condición previa es la aceptación de la imperfección original del hombre y en seguida su apertura hacia lo otro, hacia la unión con el prójimo que lo complementa de manera natural pues siempre ha estado en él.
En ocasiones el hombre se engaña y se inventa falsos rostros. Cuando finge o adopta una actitud que no es suya, suele caer en su propia trampa. A fuerza de simular nuevas imágenes, termina por perder la suya. Es natural, el hombre tiene una necesidad espontánea de forjarse nuevas apariencias; necesita transformarse según sus sueños, de "inventarse", y adopta así rostros que guarda temporalmente. La adopción de una nueva apariencia es un fenómeno complejo: por un momento sucede que la figura original y la que la disimula se vuelven una sola. Sucede que probemos una máscara que nos ofrece la imagen soñada y que con el tiempo se pegue a nuestra cara y que forme parte de nosotros: entonces, nos habremos convertido en lo que deseábamos.
El despojo de las máscaras, de  falsas imágenes que conservamos a menudo a pesar de nosotros, puede realizarse de manera inconsciente. Es frecuente que el rostro de alguien se ilumine o bien que ría como un niño. Inconscientemente, los hombres regresan al instante en el que ellos y su apariencia formaron un todo sólido: al momento en el que el hombre vivió en armonía con el universo, como en la infancia.
La otredad sería, por lo tanto, la forma en la que la unidad se despliega, siempre la misma, siempre diferente. Los otros que nos habitan no son estables; el hombre cambia y con él sus interlocutores. El hombre no es nunca completamente, es siempre una inminencia de ser. Por ello, está obligado a salir de sí mismo para recuperar su imagen. Por ello, afirma Paz, "... el hombre, siempre inacabado, solo se completa cuando sale de sí y se inventa." Por lo tanto, "sólo seremos nosotros mismos si somos capaces de ser otro", pues "nuestra vida es nuestra y de los otros”.
  Indagar en este concepto de Otredad me ha permitido poner en palabras pensamientos y sentires sobre la sensación de angustia o miedo ante esta otredad y su mundo, como así también reflexionar sobre la autenticidad y veracidad de los retratos sin máscaras de les pacientes, sobre el despojo de falsas imágenes de sí mismos,  y  la apariencia infantil en ellos.  Me interesó indagar en estos conceptos y ahondar en las diferencias o comparaciones de éstos con otros tipos de retratos sociales.
    Si bien Soledad, expresa que no fue su intención documentar existencias, éste genero de la fotografía se enmarca dentro del documental, el cual intenta representar de la manera más auténtica posible al mundo histórico, a los problemas sociales, a puntos de vistas particulares, como así también a temas conocidos en nuestra propia realidad. Reconstruye el mundo real y nos permite acceder a realidades que no conocemos.
 Según T Según B.Nichols[1] tanto la historia como los comportamientos no deberían ser modificados, pero esto queda en manos de la honestidad y la ética del realizador en cuanto a respetar la realidad de los hechos y la credibilidad de la que predispone el espectador ante lo que se va a contar.  Los espectadores, están  dispuestos a creer que lo que se dice o muestra es verdad o  que por lo menos ha sufrido la menor modificación por parte del realizador. Esta relación entre la obra y el espectador, es lo que se denomina el “pacto subyacente”.
   Quienes hemos recorrido las instalaciones del Hospital y pudimos acercarnos o entablar algún vínculo con les pacientes del Hospital podemos atestiguar que Soledad ha realizado un trabajo digno de una ética y sensibilidad profunda, en donde aparece una mirada poética que ve por encima de la ceguera consuetudinaria, que ve más allá de las apariencias. Parafraseando al poeta Roberto Juarroz,  una mirada que no sólo ve, sino que también ilumina, la mirada que se deja mirar.  Así,  como el acto del poeta, el acto de fotografiar, de mirar como una videncia, en el sentido sencillo y simple de la palabra: ver.
 “Cada vez que veo esas imágenes me enamoro más, no me canso de verlas. Mi segundo trabajo es más personal, pero este supera todo, amo este trabajo y no creo que haya terminado para mí. Si me he tomado un tiempo para experimentar otras cosas, para demostrar que puedo ir por otro lado y no estancarme en lo mismo, pero tengo pensado retomar y profundizar en mi relación con ellos, lejos está de haber finalizado el trabajo. “ S. S. F
Rescato nuevamente la necesidad de Soledad, “hacerlos visibles en su grandeza”.
Silvina Usabarrena


[1] Nichols,Bill. “La representación de la realidad”. Paidós Comunicaciones Cine. Edición 1997. 

Back to Top